Capítulo 250
Viviana estaba considerando simplemente tirar todo el contenido de la bolsa cuando, de pronto, David la tomó del brazo y, al instante, estaba sosteniendo su mano.
Sus palmas, anchas y cálidas, envolvían la suya, brindándole de esta manera una sensación de seguridad.
Después de caminar un largo trecho, recordó que quería soltarse. —La mano...
—¡Sigue caminando no pares! —Su tono era urgente, y no soltó su mano, sino que la apretó aún más fuerte.
—¿Qué pasa?
Viviana se puso nerviosa.
Quiso mirar hacia atrás, pero él giró su rostro de vuelta.—No mires. Tranquila nos están siguiendo.
—...
¿Cipriano los estaba siguiendo?
¿Acaso nunca se cansaría? Si ellos no regresaban, ¿él tampoco dormiría esta noche?
Viviana estaba molesta y exhausta por todo esto.
Pero ¿cómo supo que estaban en el lago?
David, con su mano firme en la suya, caminaba con paso seguro y tranquilo a través de un esplendoroso jardín de flores y luego serpenteaba por un bosque de bambú hasta que llegaron por fin a un cruce de t

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