Capítulo 54 Dejarle un regalo en la puerta.
No pude evitarlo, le solté una tremenda bofetada de inmediato.
Almira se asustó enormemente, gritando.
—Hermana, ¿te has vuelto loca? ¡Este es tu hermano! ¿Cómo pudiste agredirlo?
Tadeo giró ligeramente la cabeza, y su mejilla quedó marcada por el rojo de la bofetada.
Levantó la mirada, mirándome con una expresión de odio y desprecio total.
—Serafina, ¿cómo te atreviste a golpearme?
Levanté la barbilla, desafiante.
—¿Y qué pasa si te golpeo? Fuiste tú quien me humilló primero. Solo te devolví bofetada, ¿qué no te gusta de eso?
No pude evitar decir que, en esta vida, las palabras de Tadeo fueron mucho más crueles que las de la anterior.
Aunque compartíamos la misma sangre, ¡él tuvo el descaro de pedirme que volviera a cuidar a ese monstruo llamado Evaristo!
¡Eso no es lo que hace un hermano, sino un enemigo que deseaba mi muerte!
Mientras Almira revisó la herida de Tadeo, me miró con temor.
—Hermana, en serio no lo malpienses.. Tadeo y yo vinimos con buenas intenciones a tratar de conv

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