Capítulo 44
Si lo hacía, no tendría que gastar dinero.
Por supuesto, aunque se encargara de todo el trabajo de los demás, a Ana jamás se le ocurriría pedirle dinero a Javier.
Ella creía que, siendo su esposa, eso era lo que le correspondía hacer.
Arriba.
Javier salió del baño y sonó el teléfono.
Era Pablo quien llamaba.
Javier pensó que sería para preguntarle por el accidente de coche.
Apenas contestó, escuchó al otro lado una voz con un tono nada amable. —Dentro de tres días hay una fiesta privada, lleva a Anita contigo.
—No creo que sea apropiado.
—¿Qué tiene de inapropiado? ¿Acaso estás casado y aun así piensas llevar a Laura? Javier, en el pasado tu relación con esa Laura solo me causaba disgusto, pero ahora, si te atreves a fallarle a Anita, ¡te rompo las piernas!
Dicho esto, sin esperar la respuesta de Javier, Pablo colgó.
Javier arqueó las cejas.
¿Qué lo había alterado tanto?
Ni siquiera le preguntó nada por el accidente de coche.
Todos estos años, Pablo siempre había querido compensar cier

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