Capítulo 18
Tras gritar, Lilia se dio la vuelta y salió corriendo tras Javier.
La familia Flores tenía previsto reunirse esa noche con la familia Gómez para concretar los detalles de la boda, pero, con todo el escándalo, Pilar estaba tan furiosa como resentida.
Aunque Clara acababa de rozar la muerte y aún se encontraba desplomada en el suelo sin poder levantarse, Pilar no mostraba ni un ápice de remordimiento; al contrario, le gritó con rabia y los dientes apretados.
—¡Maldita mocosa, sí que sabes escoger el momento para armar un escándalo! Te lo advierto: si el matrimonio de mi hija se ve afectado, no te lo voy a perdonar.
—¡Basta ya! —Martín no pudo seguir soportándolo y le espetó a Pilar con voz dura—: ¿No ves que está herida? ¡Cállate de una vez!
Al fin y al cabo, era su padre biológico.
Martín también detestaba las conductas rebeldes de Clara, pero después del peligro mortal que acababa de correr, no podía evitar sentir algo de culpa.
—Levántate, ven al cuarto, te voy a curar. —Martín era neurocirujano y en casa tenía un consultorio equipado; normalmente cualquier dolencia o herida leve de la familia se resolvía allí mismo.
Sin embargo, cuando Martín iba a tenderle la mano para ayudarla, ¡Clara lo apartó de golpe como si le hubiese dado una descarga!
Apretando los dientes, se levantó por sí sola...
—Pilar, y Martín.
Los miró con una oscuridad gélida en la mirada y soltó unas palabras despiadadas. —Algún día se darán cuenta de que no haberme matado hoy es el mayor error de sus vidas...
Sin esperar la reacción de ambos, Clara, arrastrando un cuerpo que parecía a punto de desmoronarse, salió tambaleándose de la sala.
Aturdida, subió a su auto.
Vio que el deportivo de David estaba aparcado de cualquier manera justo delante del suyo, con la parte trasera bloqueándole el paso.
Encendió el motor, pisó el acelerador de golpe y embistió el auto por detrás, mandándolo varios metros hacia adelante, para luego salir disparada de la villa.
De regreso a casa, Clara conducía distraída, más despacio de lo habitual. Su mente seguía atrapada en el desastre vivido en la familia Flores, con el corazón palpitando de dolor hasta el punto de sentir que le faltaba el aire...
Poco a poco, sin darse cuenta, volvió a recordar su propia historia.
Pensó en su madre muerta hacía tantos años y en sus abuelos maternos...
Su madre se llamaba Berta Rojas y tenía una hermana llamada Pilar: eran las dos hijas de los Rojas.
La diferencia era que Pilar había sido una bebé abandonada y adoptada por la familia Rojas, mientras que Berta era la biológica.
Los padres de la familia Rojas trataban a ambas por igual y con absoluta justicia; las dos mantenían una relación aceptablemente armoniosa, hasta la aparición de Martín.
Martín era un doctor en Medicina formado en Estados Unidos, de familia acomodada, atractivo y con porte distinguido.
Ese año, Martín y Berta se casaron con la bendición de todos y, al año siguiente, nació su hija Clara.
Sin embargo, cuando esta última aún no había cumplido los tres años, Berta descubrió que su esposo la engañaba con Pilar y, para colmo, ya tenían una hija ilegítima juntos...
Sumida en una desesperación extrema, Berta desarrolló una depresión severa y finalmente se arrojó al vacío, muriendo a los veintiocho años.
La familia Rojas, devastada por la pérdida de su hija biológica, se fue deteriorando física y anímicamente.
Y, para empeorar las cosas, dos años después ocurrió una tragedia aún mayor.
Los padres de Berta los abuelos maternos de Clara murieron en un extraño accidente de carretera. Desde entonces, la familia Rojas prácticamente quedó sin descendencia.
Por aquel entonces, la familia Rojas administraba una empresa farmacéutica de tamaño medio, con un valor de varios millones de dólares. Ante la desaparición de la línea sanguínea directa, era inevitable que pasara a manos de Pilar.
Así.
Siendo hija adoptiva, Pilar, tras haber provocado indirectamente la muerte de su hermana y arrebatarle al marido, se convirtió de manera natural en la heredera del Grupo Rojas...
En las últimas dos décadas, Pilar y Martín tuvieron un hijo y una hija, completando así la familia perfecta.
Martín pasó de ser un joven médico para convertirse en uno de los neurocirujanos más prestigiosos del país, con enorme reconocimiento en el mundo médico.
Pilar, con la fortuna obtenida al apropiarse del patrimonio de la familia Rojas, invirtió ampliamente en el sector farmacéutico y hoy maneja una cadena nacional de farmacias y hospitales privados, multiplicando cientos de veces su patrimonio y convirtiéndose en una figura relevante de la alta sociedad.
Actualmente, la familia Flores incluso logró vincularse con el gigante del sector farmacéutico, el Grupo Gómez, un clan de miles de millones. Un matrimonio así les aseguraría un salto más en la escala social...
Así que, ¿qué retribución divina puede haber en este mundo? Cuanto más frías, sin escrúpulos y sin límites son las personas, mejor les va.
Al volver de sus pensamientos, Clara sintió un peso en el pecho que le impedía respirar.
Tras lo sucedido estos días y al recordar la crueldad y la desvergüenza de la familia Flores, estaba completamente inundada por el odio...