Capítulo 10
Laura se apresuró a responder: —Señor José, señora Marta, mi hermana debe de estar por llegar. Por favor, tengan un poco de paciencia.
Marta la miró con desagrado y replicó, con impaciencia: —Laura, que ustedes dos se hayan peleado en privado, no me importa. Pero hoy es la boda de Alejandro. Si no sabes cuál es tu lugar, no me culpes por ser dura contigo.
Laura entendió lo que esa frase implicaba. Forzó una sonrisa. —Señora, quédese tranquila. Entre Alejandro y yo no hay nada. Lo que dicen fuera son rumores. Él y mi hermana se llevan muy bien.
Marta soltó un bufido. —Más te vale saberlo.
A ella no le gustaba del todo María, pero aun así, era mucho mejor que Laura.
El único defecto de María era ser demasiado blanda... incapaz de controlar a Alejandro.
Una madre conoce a su hijo: si quería que Alejandro sentara cabeza, necesitaba una esposa de carácter fuerte.
Pero él solo tenía ojos para María. Y Marta tampoco tenía corazón para imponer otra elección.
Ojalá, después de casarse, madurara

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