Capítulo 9

Alejandro pasó la noche en vela, con la mente llena de María. No lograba entender cómo esa mujer, tan dócil y tan suave, podía haberse convertido en eso... Incluso, haber estado embarazada y haber perdido un hijo... sin decirle nada. Quizá, pensó con frialdad, su intuición era correcta: ese niño tal vez nunca fue suyo. Su expresión se endureció y la ira fue creciendo en sus ojos. ¿María no era así porque sabía que él la amaba? ¿Porque siempre creyó que, hiciera lo que hiciera, él la perdonaría? Pues, esa vez, se equivocó. Se juró que jamás volvería a perdonarla. Mañana, en la boda, expondría todas sus "maldades". Y luego la expulsaría de su vida sin piedad. Aunque María se arrodillara a suplicarle, él no le daría otra oportunidad. Pero, cada vez que imaginaba separarse de ella, sentía como si el corazón se le abriera en dos. Una sensación extraña de vacío y miedo lo golpeaba, como si algo estuviera escapando de su control. Encendió un cigarrillo e inhaló hondo, queriendo sofocar ese pá