Capítulo 15
Cuanto más pensaba, más creía haber sido un ingenuo, casi cayendo en las palabras de María.
Después de colgar, Alejandro observó el salón de banquetes con una sonrisa burlona.
"María, te di una oportunidad para retirarte con dignidad y no la tomaste. Ya llegará el día en que me llores suplicándome".
En ese instante, un Bentley se detuvo detrás de él.
Marta bajó apresurada del auto. —Alejandro, ¿dónde está María?
Él había recuperado su compostura y respondió con indiferencia: —Si quiere arruinarse, que lo haga. Tarde o temprano vendrá de rodillas a pedirme perdón.
Marta hizo mala cara, desconcertada. —¿Qué estás diciendo? No entiendo nada.
Alejandro la ayudó a subir al auto. —Hablaremos en casa.
Si María los veía ahí, pensaría que toda la familia estaba preocupada por ella, ¿y no se creería aún más imprescindible?
Con esa idea en mente, Alejandro, ignorando la firme oposición de José y Marta, ordenó al chofer regresar a casa.
José estaba furioso. —¡Una boda perfecta arruinada por un mal

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