Capítulo 12

En el laboratorio. Alma vio a Felipe llegar. —¿Por qué tú también quieres venir aquí? Moisés aplaudía feliz con sus pequeñas manitos. —Sabes, porque él te extraña, por eso ha venido. Felipe sonrió. —Eres muy inteligente. ¿Le has recordado a tu madre que coma bien? —Por supuesto que sí. Felipe orgullos levantó la mirada hacia Alma. —Facundo ha venido. Alma escuchó con tranquilidad. —Felipe, ya me divorcié, ya no tengo ninguna relación con él. Ahora que has entrado aquí, ya no podrás salir nunca más. Felipe respondió: —Sí, lo sé, lo más importante para mí está aquí dentro, de ahora en adelante no iré a ningún otro sitio. La nariz de Alma se estremeció, sintió una punzada amarga en su corazón. Por fin, él se confesó, pero Alma no supo cómo aceptarlo; en el pasado, sólo tenía ojos para Facundo, nunca se había dado cuenta de que Felipe, quien creció con ella desde pequeña, siempre la había querido en silencio. Alma se apoyó con cariñó en el pecho de Felipe. —Gracias, Felipe. De repente, él