Capítulo 46
Silvia recorrió la sala con la mirada, fría y cortante, y escogió algunos documentos de la carpeta.
—Aquí tengo otro obsequio de bienvenida. Supongo que, jefe Alonso, a ustedes les hará reír aún más.
Silvia extendió el primer expediente hacia un lado. Baltasar, quien antes había acompañado a Salvador, lo tomó y lo entregó a varios de los que se habían burlado junto a Alonso.
—Tsk.
Los directores lo recibieron con desdén, sin darle mayor importancia.
Sin embargo, al abrirlo, sus caras cambiaron de inmediato.
—E-esto...
—Jefe Silvia, debe de ser un malentendido...
—Yo... Eso es...
Miraban a Silvia con pavor.
Bajo su escrutinio, la palidez se fue apoderando de sus caras y, en cuestión de minutos, el sudor les perlaba la frente.
—Agradezco a los señores directores por sus aportes a la empresa, pero...
Silvia hizo una pausa deliberada. Aunque en la inmensa sala de reuniones era la más joven y la de apariencia más frágil, en ese momento su presencia imponía tanto que nadie se atrevía a soste

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