Capítulo 24
Cecilia sacudió la muñeca; su mirada era tan afilada como una cuchilla, y su voz llevaba una autoridad incuestionable mezclada con desprecio cuando dijo: —¡Esta bofetada es por todo lo que me hiciste aquel año en el hospital! ¡Pilar, guarda tus teatrales escenas de pérdida de control! ¡Jesús no te quiere porque no lo mereces! ¿Qué tiene eso que ver conmigo? Si te atreves a volver a molestarme, no me importará asegurarme de que tú y tus parientes poco decorosos no puedan seguir prosperando en Venturis.
Su ímpetu dejó completamente paralizada a Pilar. En ese instante, se oyó el chirrido de unos frenos bruscos: el auto de Jesús se detuvo no muy lejos. Evidentemente, había llegado tras enterarse de lo ocurrido.
Pilar, al verlo, reaccionó como quien encuentra un salvador; enseguida adoptó una expresión de víctima a punto de llorar, se cubrió la cara y corrió hacia él, intentando lanzarse a sus brazos. —¡Jesús! ¡Por fin llegaste! ¡Mírala... ella me golpeó! ¡Y además me amenazó!
Sin embargo,

Haga clic para copiar el enlace
Descarga la aplicación Webfic para desbloquear contenido aún más emocionante
Encienda la cámara del teléfono para escanear directamente, o copie el enlace y ábralo en su navegador móvil
Encienda la cámara del teléfono para escanear directamente, o copie el enlace y ábralo en su navegador móvil