Capítulo 19
Sergio por fin llegó a Australia. Y la encontró.
Lucía estaba frente a la entrada de una bodega de vinos, con una libreta marrón en las manos.
Muy distinta a como la recordaba. El cabello le había crecido y ahora lo llevaba con ondas suaves, teñido de castaño. Su uniforme de trabajo, perfectamente planchado y ajustado, realzaba su figura serena y profesional mientras inspeccionaba los barriles.
Nunca la había visto así: tan centrada, tan dueña de sí.
Lucía revisaba la libreta con atención, tomando notas con una expresión tranquila, como si el mundo estuviera en orden. Eficiente. Firme. Serena.
Y, aun así, tan lejana. En el instante en que Sergio la volvió a ver, supo cuánta falta le había hecho.
Se sintió fuera de lugar, como un intruso que estaba a punto de romper la calma de alguien que por fin había encontrado su paz.
Pero también entendió algo más: si no lo intentaba ahora, se arrepentiría el resto de su vida.
—Luci… vine a pedirte perdón…
Apenas escuchó su voz, Lucía lo reconoció.

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