Capítulo 167
Ximena reaccionó con cierta intensidad, aunque su expresión seguía siendo serena; sin embargo, el rechazo instintivo y el movimiento inconsciente de alzar la mano para apartar la de Diego surgieron de lo más profundo de su ser.
Era un reflejo involuntario.
Diego se detuvo.
Bajo la cálida luz anaranjada, sus profundos ojos se veían fríos y enigmáticos.
Percibió todos los matices emocionales de Ximena.
Retiró la mano y dijo con indiferencia: —Está bien, cúbrete tú misma.
Diego se giró y se sentó en el sofá de cuero cercano. Quiso encender un cigarrillo; al buscar el encendedor.
Frunció ligeramente el ceño y finalmente devolvió el cigarrillo a la cajetilla.
Ximena no se negó a tomar la medicina. Se destapó y se metió en la boca todas las pastillas que Diego le había dado, tragándolas de un solo sorbo de agua.
En cuanto a las ciruelas pasas que estaban en la mesilla de noche.
No las tocó.
Diego también notó ese detalle.
Después de todo, llevaban tres años de casados y Ximena tenía una salu

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