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Capítulo 3

«¡Mi pareja!». No sé qué me dolió más; el hecho de que estuviera teniendo relaciones con mi hermana allí mismo o el hecho de que de seguro sabía que éramos pareja desde hace un año atrás. Él había cumplido dieciocho hacía un año, así que sabía que éramos pareja, y aun así decidió ignorar ese lazo y seguir detrás de mi hermana. En ese instante, cobraron sentido su posesividad, su protección y sus atenciones conmigo. Todas las piezas del rompecabezas tomaban su lugar. Al parecer, tenía cargo de conciencia. ¿Y entonces por qué me rechazaba? ¿Se debía a que yo era omega, o a que le gustaba mi hermana? Me estremecí sin poder evitarlo. Yo era la loba odiada por la manada, y nadie me quería debido a que era una linterna. Y en aquel instante, al saber que me quedaría sin pareja y que era rechazada por el macho alfa, comprendí que me odiarían aún más, y que mi padre me mataría. Ni siquiera podría intervenir el jefe del consejo si mi manada declaraba que me habían matado en un ataque sorpresa debido a que yo era una loba indefensa, sin pareja e incapaz de transformarse. Era débil; siempre me lo habían dicho, y tal vez era cierto. «Deja de sentir lástima por ti y termina con esto. Yo también necesito llorar por la pérdida de mi pareja. ¿Qué se supone que haga con tu patética autoestima? ¿Lloro por mi pérdida o te consuelo?», gritaba mi conciencia y, por primera vez, no me molestaba, sino que me consolaba. Y tenía razón, no era el momento de sufrir ni de odiarme por lo que no tenía; era el momento de actuar. Como si hubieran sentido mi olor desde dentro de la habitación, de repente la puerta se abrió de un tirón. Por supuesto, yo estaba recostada a la puerta, y casi me convertí en un chiste patético cuando fui a parar al suelo sobre mi trasero. Pero estaba aferrada al picaporte y logré apoyarme en este en el último segundo. —¿Qué haces aquí, p*rra? —preguntó mi hermana, Brittany, con su «dulzura» usual. Sin embargo, yo no iba a aceptar su abuso con pasividad. Estaba aburrida de aquella manada, de sus asquerosos miembros y, por encima de todo, de su sucio alfa. No sé si se debió a que estaba herida y sabía que sería rechazada o si se trataba de la fuerte sensación de traición que corría por mis venas, pero sentí en mis huesos una intensa oleada de energía; una ira que jamás había sentido. —No vine a hablar contigo, p*rra; así que apártate de mi camino antes de que lo haga yo, porque será doloroso. —Era la primera vez en mi vida que le hablaba a mi hermana de esa manera, por tanto, la sorpresa en sus ojos era visible, y comprensible. Bueno, yo me sentía muy bien; pero ese momento de felicidad se vio interrumpido cuando la vi levantar la mano para abofetearme. Antes de que su mano me alcanzara, la pateé en el abdomen y, a juzgar por la expresión de su rostro, debe haberle dolido muchísimo. Ese dolor se debió haber sumado al que le había provocado Brandon minutos antes. «Hablando de Brandon…». Miré a mi pareja, que me observaba con una expresión de disculpa. Sentía deseos de reventarle el rostro, pero no me quería ensuciar las manos. Al parecer, comprendía que yo ya sabía que era mi pareja, y que llevaba mucho tiempo engañándome. —¿Cómo pudiste? —Le lancé la pregunta que estaba en mi mente desde que lo vi en la cama con mi hermana. —Alexis, tú… —Brittany volvió a intentarlo, pero yo no estaba de humor para su drama. —¡Cierra tu maldita boca! —grité y la interrumpí, y pude observar que, por primera vez, me miraba con horror. Volví mi mirada hacia Brandon, cuyos ojos estaban abiertos de par en par al verme tratarla así. ¿Acaso pensaba que me tomaría su traición a la ligera? —Hace un año que sabes que soy tu pareja, ¿y aun así te has estado acostando con mi hermana? —pregunté a gritos. Mi conciencia me indicó que aquello sonaba mal, como si pidiera que hiciera lo mismo conmigo, pero la ignoré. —¿Ella es tu pareja? —chilló mi hermana, horrorizada, y lo miró con incredulidad. —Alexis, puedo explicarlo. Vamos a calmarnos. No es lo que yo quería, pero soy el futuro alfa de la manada, y necesitamos una luna fuerte y no una… —Una linterna como yo; una debilucha que no puede ni convertirse en lobo, ¿cierto? De eso se trataba —terminé su frase por él. —No es que quiera rechazarte o echarte de la manada. Puedes vivir aquí, y te trataré como mi pareja. Cumpliré con tus responsabilidades, pero debes comprender que un alfa necesita una luna fuerte —continuó él. ¿Acaso era aquel el mismo chico del cual llevaba enamorada tantos años? Su manera de pensar era muy retorcida. Necesitaba una luna fuerte, que, por supuesto, era mi hermana, y entonces yo sería… ¿su compañera de cama? ¿Quería una para darle bebés y otra para satisfacer sus deseos? —Pues sí que eres un alfa exigente, Brandon —comenté sin poder dar crédito a lo que escuchaba decir al hombre al cual creía amar. Era el mismo hombre que debía ser mi pareja; el hombre a quien amaba hacía años y con quien me quería casar. Era cierto entonces que una vez que conoces la verdadera personalidad de algunas personas, comienzas a odiar la humanidad. «Nos insulta de esa manera y tú tan tranquila. Si fuera yo, ya lo hubiera matado». Mi conciencia volvía a molestarme, y suspiré. ¿Acaso una conciencia puede matar a un ser vivo? ¿Incluso a un alfa? Ignoré mis pensamientos y miré a Brittany, que tenía una sonrisa arrogante en el rostro, y luego a Brandon, que esperaba mi respuesta y sonreía también. Esperaba que yo me rebajara y aceptara todos los abusos de la manada, y también este acuerdo vergonzoso. Lo esperaba porque yo era una linterna y no podía convertirme en lobo. «Me tienes a mí», dijo mi conciencia. —Tu oferta es lucrativa… —le dije, y Brandon sonrió aún más, y la burla se hizo más visible en el rosto de Brittany—. Pero el hecho de que esperes que tu pareja acepte los abusos de todos, incluso los de tu máquina de hacer bebés, me provoca asco. ¿Sabes algo? Seré una linterna, pero no soy una cualquiera como mi hermana. Aunque no sea una beta, tengo mayores expectativas. Él palideció y, de inmediato, se borró su sonrisa. También mi hermana estaba sorprendida, pero yo no había dicho lo más importante. —Yo —continué con voz firme—, Alexis Clark, hija de la Diosa de la Luna, rechazo a Brandon Sterling como mi pareja porque no puedo vivir con alguien que solo me desea por mi cuerpo. Anuncio hoy que soy un espíritu libre y rechazo mi lazo con el alfa de la manada de la Bruma Negra, y renuncio a mi posición como luna de la manada Bruma Negra y de Brandon Sterling. Yo, Alexis Clark, también reniego a partir de hoy de mis lazos con la manada Bruma Negra y viviré mi vida como espíritu libre mientras así lo decida. Al terminar de hablar, vi como sus ojos se abrían de par en par y sentí un dolor insoportable cuando los lazos de la manada comenzaron a separarse de mi cuerpo. La sorpresa reflejada en sus ojos fue como un calmante para mi dolor. Brandon jamás pudo imaginar que alguien lo rechazaría de aquella forma. Observé como apretaba la mandíbula y los puños al sentir el dolor de ruptura del lazo con su pareja. Yo también sentía otro dolor, el dolor del fin de mis fantasías de encontrar una pareja. Sin embargo, aquel dolor creado por la ruptura de los lazos no se comparaba con todo lo que había sufrido durante aquellos años. No rompía solamente aquellos lazos, rompía con todas mis relaciones. Me prometí que jamás nadie volvería a tener influencia sobre mí. Di media vuelta, fui a mi habitación y recogí mis pertenencias, sin olvidar guardar el regalo de Mark antes de bajar las escaleras. Casi toda la manada estaba reunida a la salida, ya que todos debían haber sentido y escuchado a través de nuestra conexión mental mi ruptura de lazos con el alfa y la comunidad. Allí estaba mi familia; mi madre tenía los ojos anegados en llanto y mi padre me miraba con disgusto, mientras que mi hermana me contemplaba con una sonrisa socarrona. Les sonreí a todos. —Nunca fui una vergüenza para la manada o la familia. Todos ustedes fueron una vergüenza para la especie de los lobos, incapaces de amar a la única linterna de la manada, aunque otros la hubieran adorado por ser hija de la luna. Son una vergüenza para la humanidad, y más que ustedes, lo es su alfa, quien, a pesar de saber desde hace un año que soy su pareja, tenía relaciones con otra loba. Es una relación sagrada creada por la divina diosa de la luna con el objetivo de encontrar a tu verdadero amor, pero su alfa solo piensa en la fortaleza de la manada. Ya veremos cuán buen líder será un alfa incapaz de aceptar a su pareja. Me alejé de ellos, y las lágrimas por fin comenzaron a brotar sin control. Además, pude sentir todo el dolor que emanaba de mi cuerpo. «No llores, aún me tienes», dijo mi conciencia, y no pude evitar sonreír ante su débil intento de hacerme reír. Pues bien, ya vería cómo sobrevivir sola en el mundo.

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