Capítulo 39
Sábado.
Carolina sostenía el guion, marcando poco a poco las escenas clave y relacionándolas una por una con los actores.
—Carolina. —Daniel la llamó.
Ya estaba por entrar el pleno verano, y el clima se había vuelto sofocante.
Ella giró la cabeza; unos mechones sueltos de su flequillo se habían pegado a la frente por el sudor, ligeramente húmedos, pero sus ojos seguían claros y luminosos.
Al encontrarse de golpe con esa mirada tan hermosa, Daniel perdió el hilo de sus pensamientos.
—Carolina, llevas tantos años en el mundo del espectáculo, ¿nunca has pensado en debutar tú misma?
Con esa cara, ni siquiera hacía falta que supiera hacer nada: con solo quedarse allí, inmóvil, como un adorno precioso, habría muchísimas personas dispuestas a pagar por verla.
—¿Eh? —Carolina no reaccionó de inmediato; sus ojos transparentes y cautivadores se llenaron de desconcierto.
Daniel volvió en sí y soltó una risa. —Mañana descansamos; los próximos dos meses estarán muy ocupados y no habrá mucho tiempo

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