Capítulo 62
—Ella... ella no me dijo nada, Carolina... Caro, ¿por qué no lo contó? Si lo hubiera sabido, no lo habría regalado.
Sofía, al oír esto, lo encontró ridículamente absurdo.
—¿Hasta ahora todavía lo único que sabes hacer es culparla a ella?
Melchor se quedó paralizado en el lugar. Toda la rabia acumulada contra Carolina en esos días estuvo a punto de devorarlo en ese instante.
¿De verdad la había estado culpando todo este tiempo?
La culpaba de ser inmadura, de hacerle escenas sin motivo.
Como si adivinara lo que pasaba por su mente, Sofía soltó una breve risa irónica. —La culpas de no habértelo dicho, pero ella pensaba que no podía contártelo, que no podía dejar que cargaras con ese peso en tu conciencia. ¿Y sabes por qué, Melchor?
Él abrió la boca, con la garganta reseca, incapaz de pronunciar una sola palabra durante un buen rato.
Sofía respondió por él: —Porque ella solo quería de ti un amor limpio, franco, sin la menor sombra de interés. ¡Mírale los dedos! Todavía llevan las marcas de

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