Capítulo 1256
A Lorena le dolía un poco la garganta. Isidro había sido un gran anciano; desde el principio, cuando fueron a Llanoazul, él confió plenamente en Pedro y puso a su disposición todos sus recursos para ayudarlo. Más tarde, cuando llegaron a Norteamérica, también lo apoyó con todas sus fuerzas. Nunca se dejaba una salida, jamás pensaba en sí mismo; realmente tenía una fe absoluta en Pedro. Pero había muerto.
Un anciano tan puro, había muerto.
Lorena podía intuir que esta vez todo se debía a la traición de Alberto. Y Alberto, por culpa de una mujer tan vulgar e indigna como Yesenia, había provocado que su propio padre muriera en el extranjero, e incluso a causa de un virus tan aberrante como ese.
Era sencillamente insoportable.
—Cariño, no estés triste. Hemos llegado hasta aquí gracias al apoyo de mucha gente, y no vamos a defraudar los esfuerzos que hicieron por nosotros. Así que, pase lo que pase, no te preocupes; todo tiene solución. Creo que Valentín está cerca de ti ahora mismo. En cua

Haga clic para copiar el enlace
Descarga la aplicación Webfic para desbloquear contenido aún más emocionante
Encienda la cámara del teléfono para escanear directamente, o copie el enlace y ábralo en su navegador móvil
Encienda la cámara del teléfono para escanear directamente, o copie el enlace y ábralo en su navegador móvil