Capítulo 1258
Después de dos días de viaje, regresó a Norteamérica. Llevó consigo a Dolores, lo cual sorprendió a todos. Al llegar a la mansión, alguien preguntó: —Pedro, ¿y esta señorita es...?
Dolores, ansiosa, se adelantó de inmediato para presentarse. —Soy la esposa de Pedro, me llamo Dolores.
Todos quedaron boquiabiertos, porque hasta hacía poco la relación entre Pedro y Lorena era excelente. ¿Cómo podía ser que, tras un viaje, todo hubiese cambiado así?
Sin embargo, nadie se atrevió a preguntar, pues en la casa principal de la familia Guzmán nadie apreciaba a Lorena, además, aquella mujer resultaba demasiado enigmática. ¿Cómo había conseguido de repente hacerse con todo el poder de la familia Hernández? Nadie sabía qué métodos había utilizado.
Pedro subió a su despacho y se sentó a trabajar con seriedad.
De pronto, llamó con naturalidad: —César.
Pero nadie entró por la puerta. Se llevó la mano a la frente, recordando que César había desaparecido durante aquel incidente y aún no había sido enco

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