Capítulo 147
Lorena lo miraba a través de otra persona.
—Jefe Pedro, de verdad no fue mi intención. Después de esas tres copas, mi mente se quedó completamente en blanco.
Pedro ya estaba sentado en su silla de ruedas, de espaldas a ella, y seguía sin responder.
Lorena se puso tan ansiosa que las mejillas se le enrojecieron, justo cuando vio que César se daba vuelta y se preparaba para empujar a Pedro hacia la salida.
—Jefe Pedro...
Pedro finalmente alzó la vista. Ya se había abotonado la camisa, y su expresión era serena: —Sé que no lo hiciste con esa intención.
Lorena asintió con fuerza, pero no entendía por qué sentía que su rostro se nublaba aún más.
Se quedó inmóvil en su lugar, viendo cómo Pedro se alejaba empujado por César.
Los socios también comenzaron a retirarse uno por uno.
La sala, que hasta hace poco estaba llena de ruido y movimiento, de pronto quedó en un silencio absoluto.
Lorena se dejó caer sobre una silla. El efecto retardado del alcohol volvió con más fuerza, provocándole un fue

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