Capítulo 235
Apenas terminó de hablar, la puerta de la oficina del director se abrió y Pedro apareció en su silla de ruedas, lanzando una mirada hacia este lado.
Lorena estaba de pie junto a su escritorio, mientras Yago se apoyaba en ella, con una actitud de dependencia.
Los dedos de Pedro, que sujetaban los apoyabrazos de la silla de ruedas, se tensaron ligeramente.
A Lorena se le pasó por la cabeza de pronto: ¿había sido idea de Pedro que golpearan a Yago?
Por la mañana, Yago había dicho cosas absurdas en la oficina. Aunque no fue tan estúpido como Gabriel al intentar matar a Pedro, sí desafió su autoridad. ¿Así que Pedro había decidido darle una pequeña lección?
Y si Yago volvía a actuar así, ¿acabaría igual que Gabriel?
La silla de ruedas de Pedro se acercó lentamente a Lorena.
Lorena tragó saliva y adoptó una actitud respetuosa y dijo: —Señor Pedro, no sabía que también seguía trabajando a estas horas.
La mirada de Pedro se posó en la mano con la que Lorena sostenía a Yago. Sin razón aparente,

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