Capítulo 354
El chico estaba tan enfadado que los hombros le temblaban y tenía los ojos enrojecidos, pero no podía replicar.
Los demás enseguida le tiraron de la manga, indicándole que no siguiera discutiendo.
Lorena, por su parte, abrió la puerta del dormitorio y entró sin más.
Al alzar la vista, vio que Carmelo ya se había incorporado; sus mejillas estaban ardiendo y tenía muy mal aspecto.
Ella le sirvió un vaso de agua, lo acercó a sus labios y dejó el medicamento para la fiebre a su lado.
—Tómatelo pronto, lo importante es la salud.
Sin embargo, la mirada de él se posó en sus compañeros de habitación.
Las caras de ellos mostraban cierta incomodidad; sabían que él había escuchado toda la conversación con Lorena en la puerta.
De todos modos, tampoco eran amables con él. Casi no hablaban entre ellos, así que solo se sintieron incómodos unos segundos antes de seguir cada uno con lo suyo.
Lorena parecía no notar el ambiente tenso que se sentía en la habitación; al ver que él tomaba la medicina, por

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