Capítulo 367
—¿Conoces a la familia Castro de Costadorada?
La mano de Rosario, que sostenía el volante, se detuvo en seco; por esa reacción, estaba claro que sí sabía de quién hablaban.
La comisura de los labios de Rubén se curvó, pero no añadió nada más.
No esperaba que ella, de repente, se girara. —¿Eres de la familia Castro?
—Sí.
El rostro de ella se ensombreció; se enfadó, como si estuviera pensando en algo. Luego le dijo: —Jefe Rubén, a partir de ahora no volvamos a tener contacto, ni intente buscarme. Por favor, bájese del carro.
Detuvo el auto a un lado de la carretera. Su intención era evidente, le estaba pidiendo que se marchara.
Rubén se quedó perplejo unos segundos antes de girar la cabeza. —¿Me estás echando?
¿Después de enterarse de que él era de la familia Castro, su primera reacción no fue acercarse, sino echarlo?
En Costadorada había tanta gente deseando acercarse a él, y ni siquiera les prestaba atención. Ahora que, por una vez, era él quien se acercaba, lo rechazaban.
El rostro de

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