Capítulo 366
Hoy Lorena había quedado con Rosario, y antes Rubén la había avisado que quería ir con ella.
De mala gana, ella le llamó por teléfono; no esperaba que esta vez Rubén estuviera tan entusiasmado: en menos de media hora ya estaba fuera de su edificio.
Como el carro de Lorena seguía en el taller, no le quedó más remedio que golpear la ventanilla.
—Jefe, ¿me puede llevar con usted?
No sabía si era solo una impresión suya, pero hoy parecía haberse arreglado especialmente.
Rubén soltó una risita fría, levantó la barbilla e indicó que subiera.
Lorena, muy sensata, no fue al asiento del copiloto, sino que se sentó atrás.
El carro arrancó de golpe y casi hizo que se golpeara la cara contra el respaldo del asiento delantero.
Rubén le dijo serio: —No vayas a manchar mi auto con tu base de maquillaje.
A ella le dolía la cabeza de rabia. "Ojalá algún día Rubén, por una mujer, terminara sufriendo como un pobre perrito; pasando de ser el orgulloso jefe que es ahora a convertirse en alguien patético. ¡

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