Capítulo 365
Lorena se quedó de pie en el salón, viendo con sus propios ojos cómo el hombre entraba en el dormitorio.
Ella permaneció en la puerta, intentando escuchar algo, pero dentro reinaba un silencio absoluto.
Preocupada, se sentó en el sofá y esperó durante diez minutos, hasta que el hombre de la bata salió. Enseguida se acercó a él.
—¿Cómo está Ignacio?
El hombre tenía unos ojos alargados y rasgados, que al mirar de reojo a la gente mostraban cierta imponencia.
—No pasa nada, esto le ocurre a menudo. Con el medicamento estará bien.
"¿A menudo?"
"Con razón a veces hacía cosas tan obsesivas."
Miró la caja que el hombre llevaba en la mano; dentro había muchos medicamentos, seguramente todos relacionados con trastornos mentales.
—¿Estos medicamentos no tendrán efectos secundarios? Por ejemplo, ¿podrían volverlo cada vez más inquieto?
El hombre arqueó las cejas y sonrió. —Lo que le causa inquietud nunca son los efectos secundarios, señorita Lorena. ¿No se ha dado cuenta? Usted es su mejor medici

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