Capítulo 373
El abogado que había contratado se situó a su lado, se inclinó y le susurró algo al oído. Él mantenía un gesto sereno y luego cerró los ojos.
Ella dejó todo lo que sucedería después en manos de su abogado.
Luego fue detenida temporalmente, mientras el abogado encontrara un resquicio legal. Después, sería puesta en libertad.
Al principio pensó que al menos la retendrían tres días, pero no habían pasado ni tres horas desde que entró en la celda cuando alguien vino a buscarla.
—Lorena, puedes irte a casa.
Ella estaba desconcertada. Cuando llegó a la puerta de la comisaría, vio al abogado que había contratado.
Pensaba que era obra suya; no esperaba que tuviera tanto poder, ni sabía cómo habría planteado la defensa.
—Gracias, de no ser por usted, quizá habría tenido que quedarme mucho tiempo.
El abogado suspiró: —Señora, yo no hice nada; tal vez alguien más la ayudó.
"¿Alguien más?"
Por mucho que lo pensó, no pudo entenderlo. Solo le quedó despedirse del abogado y tomar un taxi de regreso a

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