Capítulo 374
El hombre la miró a través del retrovisor y le dijo: —Quizá podrías intentar convencerlo.
Lorena contemplaba los copos de nieve que caían tras la ventana. Tenía la mirada perdida, sin un punto fijo. —No conozco su pasado, ¿cómo podría convencerlo? Si tiene un motivo importante para quedarse allá, si solo allá puede encontrar paz, ¿estaría bien que yo, en nombre del amor, le pidiera que se fuera?
Mientras pronunciaba estas palabras, fue cerrando los ojos poco a poco y se recostó en el asiento. —Muchas veces, ni siquiera sé cómo debería relacionarme con él.
No sabía quién le debía a quién en el pasado. Por eso siempre tenía la tendencia, casi inconsciente, de ceder ante él.
El hombre se mostró algo sorprendido; no esperaba que ella reflexionara con tanta profundidad.
Lorena era demasiado lúcida, capaz de arrastrar a cualquiera a su mundo con facilidad. Pero esa misma lucidez era como una espada de doble filo.
Cuando el auto se detuvo ante el semáforo, él suspiró. —¿Te ha contado alguna v

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