Capítulo 406
Después de hablar, sus labios descendieron de la mejilla al lateral del cuello, y el movimiento pasó de ser una tormenta furiosa a una brisa suave y cálida.
Quien ha vivido una tormenta así, ya no puede soportar una ternura tan pausada y delicada.
—Ignacio...
La línea de su espalda se ondulaba suavemente con sus movimientos, semejante a una luna creciente, fresca y elegante.
Lorena quiso darse la vuelta, pero él le sujetó la cintura con firmeza, impidiéndole moverse.
En un instante, todo giró a su alrededor; el escenario pasó de la puerta al sofá, y la agresividad que él desprendía era casi alarmante.
Lorena solo sintió que algo le cubría los ojos, como si fuera una corbata, o quizá una bufanda.
La pequeña lámpara junto al sofá se encendió de repente; la luz era tenue, pero bastaba para distinguir la silueta musculosa de un hombre.
Ella se retorció un par de veces, intentando calmar la emoción de ser conducida de la mano.
La palma de él descendió por el muslo de Lorena, y en esa pequeñ

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