Capítulo 446
Lorena se quedó en el hospital hasta la noche. Últimamente no había dormido bien y, sin poder evitarlo, se quedó dormida apoyada junto a la cama.
Pasaron tres horas y fue el médico quien la despertó.
—Señorita Lorena, será mejor que regrese a descansar; no vaya a ser que usted caiga antes de que Juan despierte.
Lorena tenía ojeras marcadas bajo los ojos; al escuchar esto, se frotó los párpados.
—¿Sigue sin bajarle la fiebre?
El médico suspiró. —Que se encargue de lo que le depare el destino, tal vez hay cosas que ni él mismo puede superar, por eso está así. Ustedes, como familia, pueden hablarle más.
Pero en realidad ella no sabía cuál era el verdadero nudo en el corazón de Juan.
Se levantó y, al volver a casa, estaba tan agotada que se quedó dormida enseguida.
Sin embargo, a medianoche, le pareció escuchar ruidos fuera de la ventana.
Se levantó, encendió la lámpara de la mesilla y vio a un hombre desconocido encaramado a su ventana, con una herramienta en la mano, a punto de romper el

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