Capítulo 447
Arturo abrió la puerta del auto y se sentó dentro. Como hacía tanto frío, su aliento salía en forma de vapor blanco; con las pestañas caídas, parecía absorto en sus propios pensamientos.
Lorena estaba sentada en el asiento del conductor, pero no arrancó el auto de inmediato.
Últimamente, en varias ocasiones, había tenido la sensación de que alguien la seguía, aunque no sabía si era solo una impresión suya.
Echó el respaldo hacia atrás y subió un poco la temperatura del aire acondicionado del auto. —¿Y Jorge? ¿Por qué has salido tú solo?
Además, era medianoche y él había venido a seguirla... ¿qué estaba pasando realmente?
Arturo miró hacia la ventana, y en su mente apareció la escena del secuestro de aquel día.
Por supuesto, aquel hombre no iba a matarlo ni a él ni a Jorge, pero Jorge se había quedado retenido.
Jorge siempre había sido el más sensato, mientras que Arturo era diferente: tenía un carácter más explosivo y nunca había tenido miedo de decir lo que pensaba.
Aunque no eran her

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