Capítulo 452
Lorena estaba sentada en el auto de Pedro, sintiéndose inexplicablemente ansiosa e intranquila.
Desde la muerte de Liliana, tenía la sensación de haber caído en una trampa.
El auto se detuvo en Jardines de la Paz. Ella no bajó de inmediato; tras pensarlo durante un par de minutos, preguntó: —Señor Pedro, ¿lo de Liliana lo va a interrogar usted personalmente?
Esa noche, Rubén originalmente no pensaba dejarla ir, y ahora que la habían traído hasta aquí, ¿acaso él tenía algo que preguntarle?
Realmente no lograba entenderlo.
La silla de ruedas de Pedro ya estaba apoyada en el suelo; al oír la pregunta, se quedó quieto unos segundos y luego, en silencio, siguió avanzando.
A Lorena no le quedó más remedio que acompañarlo.
Caminaron juntos hasta la puerta del dormitorio; ella dudó un instante antes de entrar, haciéndolo con lentitud.
En la mesita de noche aún estaban aquellas camelias; no sabía qué método habrían utilizado, pero seguían luciendo frescas hasta entonces.
Pensó en preguntarle, p

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