Capítulo 528
Ignacio, después de todo, no era más que un camarero corriente, un trabajador de base, de carácter frágil y sensible. Precisamente cuando ella dependía de él, sentía una intensa necesidad de no poder dejar a esa persona.
Ignacio era como un animalito, un ser pequeño que esperaba ser protegido; aunque no hiciera nada en particular, de manera inconsciente despertaba la ternura de los demás.
Pero Pedro era diferente. La fortaleza de Pedro era bien conocida por todos; si alguien le dijera que quería protegerlo, seguramente le parecería un sueño imposible y, probablemente, él lo tomaría como una broma absurda. Así que su aparente fragilidad se asemejaba más a la de un lobo o un leopardo tendiendo una trampa: como si, en cuanto el otro se dejara engañar por esa falsa apariencia, él se lanzara a morder el cuello de su presa y para no soltarla jamás.
Lorena siempre confiaba mucho en su intuición, por eso, cada vez que Pedro mostraba ese tipo de vulnerabilidad, ella se sentía incómoda y solo qu

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