Capítulo 546
Claudia fue la última en acercarse a Iván.
Iván parecía mucho mayor que ella; ambos se miraron unos instantes y solo asintieron levemente, la reacción fue demasiado fría.
Excepto Claudia, los demás no dijeron nada: unos ofrecían flores, otros se acercaban a Yago para consolarlo con algunas palabras.
Después de estar ocupados durante cuatro o cinco horas, al fin todos acordaron que esa noche irían a cenar a la casa antigua.
Ana estuvo todo el tiempo al lado de Claudia y, al oír esto, le dijo suavemente: —Doña Claudia, me gustaría ir a hablar un momento con Pedro.
Claudia sonrió levemente, le dio unas palmaditas en el dorso de la mano y respondió: —Ve.
Ante la mirada de todos, Ana se acercó a Pedro.
Yago observaba la escena; primero en su cara apareció una expresión burlona, luego una especie de regocijo ante la desgracia ajena.
Claudia llevó a Ana allí, lo cual era una presión invisible: solo quería que Pedro supiera que la única nuera que ella reconocía era Ana.
No importaban Lorena ni

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