Capítulo 549
No le quedó más remedio que avisar apresuradamente a la gente de allí y trasladar la lápida que ya había reservado en el otro lado.
Después de colgar, Yago llamó a Iván.
—Abuelo, cuando estaba enterrando a Regina, de repente recordé que aquí también están enterrados algunos viejos conocidos, y quiero ir a verlos. Pero para entrar en la colina de la izquierda hay que hacer una cita, y el encargado de la puerta me pidió que te lo comentara.
Iván arrugó la cara, sorprendido de que Yago quisiera ir de repente a la colina de la izquierda.
Esa colina era bastante especial, aunque en efecto había varios ancianos que habían visto crecer a Yago y estaban enterrados allí.
Sin embargo, para ir a rendir homenaje había que solicitar cita, y casi nadie solía ir.
Llamó al responsable, y el portero recibió pronto la noticia, así que le dejaron pasar.
Yago estaba muy emocionado, tanto que sentía calor en todo el cuerpo.
Si Pedro quería esconder a alguien en el cementerio, solo podía ser en la colina de

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