Capítulo 603
Al final de la carretera de la montaña, el monasterio se alzaba en lo más alto.
Allí había mil escalones más, pero debido a la silla de ruedas de Pedro, no era conveniente subirlos.
Claudia le indicó: —Tú sube en ascensor; Ana y yo vamos a subir estos mil escalones.
Ana se colocó obediente frente a ella, sin decir nada.
Pedro, siguiendo las indicaciones de un monje, se dirigió hacia un costado.
El ascensor del monasterio no se utilizaba con frecuencia; fue construido por los ricos de Costadorada, especialmente para quienes tenían alguna discapacidad física.
Había quienes practicaban el catolicismo así: aunque la vida los golpee y vivan en la miseria, aun arrastrando enfermedades, insistían en ir a rezar.
Pedro nunca ha creído en esas cosas.
Alzó la mirada y vio que Claudia ya empezaba a subir los escalones; bajó la vista y se quedó en silencio, contemplando el anillo en su dedo.
Por la ventana junto al ascensor se divisaban las montañas verdes, aguas cristalinas y extensos cerezos en f

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