Capítulo 626
—¡Pedro Guzmán!
Claudia lo llamó así por primera vez, tan enfadada que estuvo a punto de desmayarse.
Pedro maniobraba la silla de ruedas y se dio la vuelta para marcharse.
Claudia, temblorosa, llamó a las personas a su lado con voz ronca y asustada. —¿Qué hacen ahí parados? ¡Vayan a buscarla! ¡Vayan a buscarla!
Ella conocía bien a Pedro; si él lo decía, sin duda lo haría.
Pensó que solo estaba momentáneamente cegado, pero no esperaba que apostara hasta su propia vida.
Volvió a hacer una llamada. —Recuperen las grabaciones eliminadas y entrégueselas a César.
Después de hacer todo eso, se bebió de un trago el vaso de agua que tenía delante; toda su elegancia y frialdad desaparecieron por completo.
Por su parte, César estaba inquieto por no encontrar las grabaciones, pero no esperaba que, en menos de tres minutos, le entregaran todas las grabaciones completas.
Solo que esa noche era muy tarde, y además era el camino hacia el monasterio; quienes secuestraron a Lorena seguramente lo habían

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