Capítulo 629
Emilio tenía una sospecha muy atrevida en el fondo de su corazón: "¿no será otra vez Lorena?"
—¿A quién buscas?
—A mi esposa, Lorena.
—Ah, ah, ¿tu esposa, eh?
Lo dijo con desdén, pero de repente su voz se quebró: —¿¡Quién!? ¿¡Quién!? ¿¡Tu esposa!? ¿¡Cuándo te casaste!? ¿¡Qué mujer tan desafortunada se casó contigo, alguien tan callado y reservado!? Ah, ah, Lorena, ¿qué? ¿¡Lorena!? ¿¡Otra vez Lorena!?
Al terminar de hablar, se dio cuenta de que había hablado de más, y justo cuando pensaba en aprovechar la situación para sacar una buena suma, Pedro, que parecía haber notado algo, colgó directamente el teléfono.
Emilio se arrepintió un poco, volvió a marcar, pero Pedro ya no contestó.
Pedro era demasiado perspicaz; solo por una palabra equivocada, ya había adivinado que alguien lo había estado buscando.
Emilio guardó el teléfono, subió las escaleras y llevó al médico a la habitación de Lorena.
—Haz lo que sea necesario para curarla, haz que despierte de inmediato.
El médico sentía una pre

Haga clic para copiar el enlace
Descarga la aplicación Webfic para desbloquear contenido aún más emocionante
Encienda la cámara del teléfono para escanear directamente, o copie el enlace y ábralo en su navegador móvil
Encienda la cámara del teléfono para escanear directamente, o copie el enlace y ábralo en su navegador móvil