Capítulo 769
La frente de Lorena estaba empapada de sudor. Con mucho esfuerzo, logró avanzar varios metros más y luego se detuvo para observar los alrededores.
La ruta que habían elegido Titán y Ares era muy difícil de recorrer. Había muchos lugares en los alrededores donde se podía esconder, pero sus perseguidores llevaban perros. Si intentaba ocultarse, seguramente la encontrarían.
Miró hacia una pendiente a un lado, respiró hondo, se tumbó y comenzó a rodar.
Rodar era más rápido que correr, pero las piedras afiladas le arañaron varias veces las palmas de las manos.
Cuando se detuvo, ya había rodado una buena distancia.
Se levantó, sin tiempo para sacudirse la hierba del cuerpo, y siguió adelante.
Titán y Ares podían correr muy rápido, pero para esperarla, tenían que detenerse de vez en cuando.
Los ojos de Lorena se llenaron de lágrimas, apretó los labios y siguió resistiendo. Las gotas de sudor le caían a raudales.
Llegaron a otro borde del acantilado. Abajo estaba la carretera. Titán y Ares no

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