Capítulo 871
Lorena caminó paso a paso hacia ella; le sacaba unos centímetros de altura, lo que le confería un aire de superioridad.
Soledad nerviosa sostenía una copa de vino, apretándola con fuerza entre los dedos. Su rostro se tiñó de humillación. —Lorena, si no fuera por ti, Pedro no habría tenido ese trágico accidente, no sería el blanco de tantas habladurías. ¡Eres un mal augurio!
Era la primera vez que estaba tan cerca de Lorena, y la belleza de su rostro la deslumbró, lo que no hizo sino acrecentar un poco más su envidia.
¿Por qué aquella mujer podía ganarse con tanta facilidad el afecto de Pedro? ¿Cómo podía él haberse fijado en una arpía semejante?
Lorena percibió con claridad el brillo de celos en sus oscuros ojos y lo encontró divertido.
—Señorita Soledad, creo que entre nosotras nunca ha habido ningún agravio. Si tú amas con locura a Pedro y no logras conquistarlo, ¿no deberías culparlo a él? Yo no te he quitado nada. Incluso sin mí, él jamás te habría correspondido. Entonces, ¿por qué

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