Capítulo 872
Lorena ya la había perdonado varias veces, pero al oír esas palabras solo sintió hastío y apresurada sacó el celular para llamar a la policía.
Aquel lugar tenía cámaras de seguridad por todos lados; lo que Soledad acababa de hacer sin duda había quedado grabado y, en cuanto llegaran a la comisaría, su identidad de profesora universitaria se vendría abajo.
Al oírla llamar a la policía, Soledad palideció. ¡Cómo era posible que esa asesina aún se atreviera a llamar a la policía!
—¡Lorena, suelta el celular! ¡Suelta el celular!
Pero los agentes llegaron muy pronto.
Al verlos, la actitud de Soledad se tornó todavía más delirante: no dejaba de maldecir y parecía desear lanzarse sobre Lorena para despedazarla.
Lorena contempló la locura en sus ojos y, de repente, guardó silencio, porque Soledad amaba a Pedro hasta la demencia.
Pedro era un hombre que atraía a numerosas mujeres en Costadorada; muchas le habían confesado su amor, pero él nunca prestó atención a ninguna.
Ella suspiró complacida,

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