Capítulo 927
El hombre se agachó lentamente, mirando aquel rostro que había llegado al extremo de la furia. —Pero después de ayudarte, me temo que nunca más podrás ver a tu hermana y a Pedro viviendo su amor.
Juan rugió, intentando incorporarse, pero el matón que estaba detrás le dio otra patada. Solo pudo torcer la cabeza y caer al suelo, observando de reojo a ese hombre enmascarado que se erguía por encima de todos.
—Deja de decir tonterías. —bramó—. ¡Ya lo dije, no volveré a creer ni una sola palabra de ustedes! ¡Aunque muera aquí, jamás traicionaré a mi hermana!
La sonrisa del hombre se heló, perdiendo la suavidad de antes y revelando un aire siniestro.
—Llévenselo.
Enseguida varios hombres arrastraron a Juan.
Con los ojos enterrados en el suelo y el cuerpo dolorido, Juan fue levantando poco a poco la vista y clavó los ojos en aquel enmascarado imperturbable.
—Ya verás, mi hermana no te perdonará, no te perdonará jamás.
El hombre soltó otra risa ligera. —Al fin y al cabo, eres un perro fiel.
Ju

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