Capítulo 983

Nora bajó las pestañas; por supuesto que quería a Alba, esa hermana con la que se habían apoyado mutuamente durante tantos años, pero ella era demasiado ingenua, tan ingenua que le resultaba odiosa. ¿Por qué, habiendo crecido en el mismo entorno, Alba podía vivir con tanta tranquilidad y, además, contar con alguien como Arnoldo protegiéndola? Aunque fuera su hermana de sangre, Nora sentía celos, unos celos desbordados. Por eso tenía que fingir ser la buena hermana, defender en todo momento a esa persona estúpida. Ahora que Alba estaba muerta y aun así podía resultarle útil, Nora experimentaba un desahogo indescriptible. Nora dejó la copa que tenía en la mano y advirtió a la persona detrás de ella. —En estos días, tengan cuidado con lo que dicen. Nada de lo nuestro puede filtrarse a nadie. Solo cuando estemos tú y yo solas podremos hablar de esta manera. —Señorita Nora, no se preocupe, lo tengo muy claro. Su persona de confianza, mientras la masajeaba, preguntó en voz baja: —¿Esta presi