Capítulo 52
Alonso tenía en la mano una pijama, con una expresión un tanto torpe y avergonzada.
Explicó en voz baja: —Estoy acostumbrado a dormir con esto...
Su intención era dejarle su propio dormitorio a Regina, pero tampoco podía conciliar el sueño sin aquella prenda que solía usar para descansar.
Por eso había entrado de manera sigilosa en la habitación.
Pero en ese momento, la atmósfera resultaba incómoda.
Era la primera vez que Alonso experimentaba aquella extraña sensación de andar por ahí a escondidas.
Justo cuando estaba por dar una explicación, Regina se levantó apresurada de la cama y, con tono preocupado, se dirigió hacia él. —¿Cómo es que estás todo empapado? ¿No llevabas paraguas?
En sus ojos brillaba un destello de sincera preocupación.
Alonso, frente a Regina, parecía un tierno niño que había hecho algo indebido, y murmuró en voz baja: —Sí claro llevaba paraguas, pero el viento afuera estaba demasiado fuerte.
Pero, Alonso mentía.
Como no estaba acostumbrado a hacerlo, su mirada se

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