Capítulo 81
—¿Eres tan desvergonzada? ¡Regina! Él es mi esposo, ¿con qué derecho puedes estar tan tranquila?
Al ver a Fabiola gritar enloquecida, en la comisura de los labios de Regina apareció una sonrisa de satisfacción.
Eso apenas comenzaba.
¿Esto ya no podía soportarlo por más tiempo?
Regina parecía haber encontrado la manera de contraatacar a Fabiola, empleando los mismos sucios métodos que otros usaban contra ella.
Imitó la actitud de Fabiola y, con fingido desconsuelo, miró a Marcos. —Yo solo dije que me sentiría un poco más tranquila si tú me acompañabas, ¿por qué Fabiola dice que soy una desvergonzada?
Su tono destilaba un cálculo preciso.
Marcos le lanzó a Fabiola una mirada severa. —No sigas armando escándalos, Fabiola, ya es tarde, ve a descansar. Solo voy a acompañar a Regina y listo, no actúes como si el mundo se fuera a acabar.
Fabiola se llenó de rabia; deseaba golpear a Regina.
¿Desde cuándo Regina había aprendido a mostrarse débil y dócil?
¡Incluso se atrevía a comportarse como u

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