Capítulo 11
En Bahía del Silencio.
Víctor había estado inconsciente durante tres días y tres noches.
Finalmente, movió un dedo.
El llanto contenido de Nancy se detuvo un instante, y en sus ojos apareció una chispa de sorpresa.
—¡Doctor, doctor! Ha movido un dedo.
El hombre en la cama parecía despertarse por aquel sonido, arrugó la frente y levantó ligeramente los párpados.
Al ver los ojos abiertos de Víctor, Nancy se lanzó sobre él sin control.
—¡Víctor, finalmente despertaste! ¿Sabes cuánto me he preocupado...?
Sollozaba sin cesar, y hablaba sin parar: —¡El doctor dijo que, si hoy no despertabas, podría ser para siempre!
La cabeza de Víctor dolía de manera sorda y se sentía molesto por su insistencia; empujó a la mujer que lo abrazaba con gesto impaciente. —¿Quién eres?
El llanto de Nancy se detuvo de golpe.
El gesto de secarse las lágrimas pareció detenerse como si alguien presionara un botón de pausa; con los párpados aún húmedos, miró a Víctor con una expresión de incredulidad.
—¿Víctor, no me

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