Capítulo 13
El calor hizo que Leocadio se sintiera un poco avergonzado.
Realmente temía que la joven quisiera hacer un contrato con él hoy...
Tomando la mano de Leocadio, Adelaida lo condujo de regreso a la habitación y, enseguida, buscó el secador de cabello para ayudarle a secarse el pelo.
Aunque, en realidad, lo que estaba haciendo al secarle el cabello era aprovechar la oportunidad para tocar sus orejas del hombre bestia.
Cuando Adelaida apretó suavemente las orejas de Leocadio con sus dedos cálidos, él se estremeció sin poder evitarlo, sintiendo como si una corriente cálida recorriera su cuerpo.
—Adele, ¿por qué no mejor lo hago yo mismo y tú solo tocas mis orejas?—Leocadio movió la cola y, lentamente, la rozó por el muslo de Adelaida.
A pesar de que había una capa de tela entre ellos, aún sentía como si una escoba de plumas lo estuviera acariciando, haciéndole sentir un leve cosquilleo.
Adelaida, al notar el movimiento, tomó la cola de Leocadio con la mano para apartarla, pero de repente esc

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