Capítulo 17
—¿No basta con una corrección verbal para que las hembras dejen de cometer errores? ¿Qué fue lo que hicieron?
—Probablemente tenga algo que ver con los Zergs.—Uno de los machos, de aspecto desaliñado, masticaba una hierba seca y la paseaba entre sus dientes.
Por un momento, el silencio reinaba en la prisión subterránea.
—Adele, ya preparé el lugar, siéntate.
Leocadio llevó el heno a una esquina de la celda, formando un pequeño nido. Temiendo que Adelaida no se sintiera cómoda, colocó su cola sobre el heno para que Adelaida pudiera sentarse sobre ella.
—Eh, señor, ¿qué hizo para terminar aquí? ¿Por qué hasta su hembra está en la misma celda?
Los machos de la celda cercana, al ver cómo Leocadio cuidaba a Adelaida con tanto esmero, supusieron que era su compañera.
Leocadio no les prestó atención.
—Je, ya te lo dije, tiene que ver con los Zergs, estoy casi seguro.—El macho que masticaba la hierba soltó una risa burlona.
—¿Cómo sabes que tiene que ver con los Zergs?—Adelaida se acercó a la

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