Capítulo 312
Valentina observo a su alrededor y, a la luz de la luna que se filtraba por la rendija de ventilación, pudo ver enseguida que era una manta.
Estaba cubierta por una gruesa capa de mugre, tan negra que resultaba casi imposible de distinguir su color original, y desprendía un olor nauseabundo; era evidente que llevaba muchísimo tiempo sin lavarse.
—¡Ughhh!
Valentina tuvo demasiadas nauseas al principio.
Durante el día ya había vomitado varias veces a causa del mareo.
Como no había comido nada, solo tenía ácido en el estómago, así que, aunque continuara con las náuseas, ya no podía expulsar nada.
Estaba tan asqueada que apartó la manta de una patada, con una expresión desagradable.
En la familia Martínez, Valentina siempre había vivido rodeada de lujos; jamás había experimentado un sufrimiento semejante.
Incluso cuando su madre aún vivía. —Siendo ella hija de una sirvienta.—nunca había pasado por algo tan terrible como esto.
Valentina abrazó sus rodillas y rompió enllanto.
Sus lágrimas se

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