Capítulo 387
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La solución de Ramón fue asignar a alguien para vigilar a Carolina las veinticuatro horas del día, evitando de esa manera que volviera a escaparse.
Excepto salir del país, Carolina aún podía ir a donde quisiera, pero siempre estaba bajo estricta vigilancia.
Ese método era exactamente igual al que Luisa había concebido.
Al enterarse de que Carolina intentaba huir, Luisa ordenó de inmediato que alguien la vigilara de manera sigilosa.
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Desde que vio a Andrés una vez en el funeral de doña Ximena, Fabiola no volvió a verlo en todo ese mes.
Asistió a todas las reuniones del grupo de amigos, con la esperanza de encontrarse con Andrés al menos por casualidad.
Pero cada vez iba con ilusión y regresaba decepcionada.
Andrés no asistió a ninguna de esas dichosas reuniones.
Y claro, su abuela y su padre habían fallecido recientemente; ¿cómo iba a tener ánimos para reuniones sociales? Eso era lógico
Fabiola se consolaba a sí misma con ese pensamiento.
Entendía perfectamente la lógica, pero no

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