Capítulo 8
Fernando colgó el teléfono sin percibir nada fuera de lo normal.
Pero Natalia, en cambio, no estaba nada contenta. —Ya casi llegan los días en que solo me pertenecerás. Pero, ahora otra vez vamos a tener que andar escondiéndonos.
Al escuchar esto, Fernando le advirtió con cierto tono de amenaza: —No dejes que Liliana note nada extraño. Si no, ya sabes las consecuencias.
Natalia estuvo a punto de romper en llanto. —Bueno, bueno, ya lo sé. Ya me lo has dicho muchas veces.
Al verla con lágrimas en los ojos, él bajó la voz para consolarla. —Si estás embarazada, es mejor que no llores. No es bueno para el bebé.
—Me gritaste.
—Entonces, te pido disculpas. Te compro un bolso, ¿cuál te gustaría?
Natalia levantó la cabeza. —Regresemos mejor a la oficina. Antes de que vuelvas a casa, hagamos el amor una vez más.
Él no estuvo muy de acuerdo. —Ya le dije a Liliana que llego en dos horas. No nos da tiempo.
—Solo dile que hay tráfico. Total, la autopista del aeropuerto siempre está llena, ¿no?
Ferna

Haga clic para copiar el enlace
Descarga la aplicación Webfic para desbloquear contenido aún más emocionante
Encienda la cámara del teléfono para escanear directamente, o copie el enlace y ábralo en su navegador móvil
Encienda la cámara del teléfono para escanear directamente, o copie el enlace y ábralo en su navegador móvil