Capítulo 9
Natalia, incómoda, permaneció en silencio.
Ella estaba convencida de que la reputación de la señora de Fernando y el dinero de él serían suyos tarde o temprano. Impacientarse no servía de nada, así que esta vez decidió aguantar.
Él llevaba un tiempo sin regresar a casa. Al encontrarse en la mansión, sintió una extraña mezcla entre familiaridad y novedad. Pensó que, como decían, una separación temporal traía una sensación renovada. Tal vez era eso.
—Liliana, ya llegué. —Llamó su nombre mientras cruzaba el patio con paso ligero y entraba a la sala.
Las flores y plantas del jardín estaban podadas, la decoración interior permanecía intacta, y todo lucía limpio, reflejo del gusto y del estilo de los dueños de la casa.
Todo eso era mérito de Liliana.
Fernando quiso abrazarla y decirle: "Cariño, gracias por todo tu esfuerzo", pero, al ver a su alrededor, no pudo encontrar rastro de ella. Se acercó a las empleadas para preguntarles: —¿La señora Liliana? ¿Salió?
A esa hora, Liliana solía estar

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