Capítulo 1

—Señorita Julia, esto sonará un poco raro, pero su certificado de matrimonio al parecer es falso... El empleado miró a los ojos de Julia Sánchez con algo más de compasión y lástima. —Además, según muestra el sistema, el señor Daniel Jiménez ya registró su matrimonio hace medio mes con una señora llamada Sara Ruiz. Ella escuchó que su novio de seis años había solicitado en secreto el certificado de matrimonio con aquel amor de infancia que él había tenido. Julia no se sorprendió por esto. —Bien, muchas gracias por su valiosa ayuda. Después de decir esto, guardó aquel falso certificado de matrimonio en su bolso, se puso las gafas de sol y se dio la vuelta para marcharse. Al quedarse frente a la puerta de la notaría, le envió un breve mensaje a Elena. [Elena, me voy contigo a Puerto Esmeralda para emprender juntas.] Parecía que Elena estaba ocupada, porque no respondió de inmediato. Julia guardó el celular en el bolsillo, detuvo un taxi al azar al borde de la acera y le entregó al conductor una dirección... No fue sino hasta el atardecer que volvió a casa, agotada. Justo cuando sacó las llaves, escuchó un "ding" detrás de ella. Daniel salió del ascensor y le sonrió al hacerle una pregunta. —Julita, ¿adónde fuiste? Julia quedó estupefacta al mirarlo. —Fui al lugar donde solicitamos nuestro certificado de matrimonio. Al principio solo quería tomar algunas fotos como recuerdo, pero descubrí que ahora es un terreno baldío. ¿Sabes la razón? Mientras decía esto, miró a Daniel, tratando de ver algún indicio de culpa en su rostro. Pero él, al oírlo, solo se quedó rígido por unos minutos, y luego volvió a su habitual calmada expresión. —Seguro te equivocaste de lugar. Los dos ya tenemos el certificado de matrimonio, podemos tomar fotos en otra ocasión. Te he traído macarrones, son de la nueva colección de tu pastelería favorita. Prueba a ver si te gustan. Al decir esto, Daniel le entregó la bolsa de la pastelería, abrió emocionado la puerta y se dirigió directo al baño. Julia bajó la cabeza y esbozó una sonrisa débil e impotente. —Daniel, ya no hay un "después" para nosotros. Caminó en completo silencio hacia el estudio y guardó el falso certificado de matrimonio en la caja fuerte. Tres días antes, después de obtener el certificado de matrimonio, Daniel solo se lo había mostrado un momento antes de guardarlo en la caja fuerte. En ese momento, ella aún pensaba con ingenuidad que era una muestra de lo mucho que valoraba su matrimonio. Anoche, Julia se levantó a beber agua y, por casualidad, escuchó a Daniel hablando por teléfono en el balcón. —Daniel, ¿otra vez metido con Sara? Recuerdo que la perseguiste durante tres años. Y al final, cuando aceptó estar contigo, al poco tiempo le dio por irse por fuera del país con otro. Después de todo lo que te hizo, ¿no me digas que todavía te gusta? Daniel guardó silencio unos segundos antes de responder lentamente. —Me casé con Sara hace medio mes. Sus padres la estaban obligando a casarse con un hombre mayor, y yo no podía soportar verla sufrir esa humillación... Julia se quedó congelada en el lugar, como si hubiera caído en un pozo de hielo. Tanto ella como la persona al otro lado de la línea sabían que para Daniel no era simplemente "no poder soportarlo". Él nunca había dejado atrás su amor por Sara. Durante seis largos años, ella pensó que por fin había alcanzado su deseo y que podría pasar el resto de su vida con el hombre que amaba. Pero al final, descubrió que nunca había entrado en el corazón de Daniel. El certificado de matrimonio era falso, y los seis años de relación entre ellos también eran completamente falsos... Qué ridículo y lamentable era todo esto. Ahora que Daniel ya se había casado con Sara, no tenía sentido alguno que ella se quedara aquí humillándose a sí misma. A partir de ahora, ella iría hacia un futuro en el que Daniel no estaría presente.